"Olmedo, el Rey de la risa" por Ezequiel Scarpini
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Olmedo, el Rey de la risa, por Ezequiel Scarpini

Si lo primero que se te viene a la mente cuando pensás en el editor de una película sobre la vida del Negro Olmedo es un tipo entrado en años, lamento decepcionarte. A los 24 años, fue un gran desafío ponerme al día con toda la carrera del Negro. Mi mayor acercamiento había sido mirando sus películas grabadas en VHS; es por eso que no tomé real dimensión de lo que significó el fenómeno Alberto Olmedo para la cultura popular hasta que el director Mariano Olmedo, su hijo, me convocó para compaginar esta película (en este caso, me gusta decir “compaginador”, es como un guiño de época).El proyecto había empezado como una ficción en el 2013. Habían filmado escenas de la infancia y la adolescencia del Negro en su Rosario natal con su madre y sus amigos. En esa primera etapa de su vida, se ve como había ido formando esa chispa única que lo llevó a ser quien fue.Por cuestiones de producción, la ficción quedó trunca y nos quedaban por reconstruir más de 30 años de carrera ininterrumpida. Y la historia tenía que estar contada con el tono que alguien de la talla de Alberto Olmedo merece. Así fue como se llegó a la idea de que Mariano cuente la historia de su padre en una entrevista con la periodista interpretada por Marcela Baños. Se sumaron grandes artistas, como Moria Casán, Guillermo Francella, Palito Ortega, Dady Brieva, Diego Capusotto, y también los hijos: Javier, Marcelo, Sabrina y Albertito Olmedo. Ahora bien, cuando ya teníamos todo este material y estábamos por empezar a montar, me pregunté: “¿Y el Negro?”¿Quién mejor que el mismísimo Alberto Olmedo para contar su propia historia?Comenzamos a ver toda su carrera con un criterio de documental, buscando siempre un hilo narrativo. Vimos desde Capitán Piluso (del cual encontramos muy poco material) hasta “Atracción Peculiar”, la última película que filmó y estrenó en el ‘88. Ahí descubrimos que había tantas historias y tanto material, que si lo sacábamos de contexto, cobraba un sentido completamente distinto. De pronto, las situaciones que contaban en las entrevistas eran similares a lo que pasaba en un sketch de "No toca botón". Por ejemplo, en una escena en "Los Reyes del Sablazo", Olmedo y Porcel parecen estar reconciliándose luego de una disputa. Esta misma escena podría haber sucedido en la vida real después de su ruptura. En otro testimonio, Palito Ortega contó que había 3 personas que adoraba: Minguito, Fidel Pintos y el Negro. Unos meses después, Mariano cae a la isla con una foto de los tres personajes abrazados. Y así fuimos armando el rompecabezas en donde cada segmento daba el pie para que venga el siguiente.Otro periplo fue contar su muerte. Con Mariano coincidíamos en que se podía contar de una manera distinta, que el público se merecía ver la película con una sonrisa. Casi como un regalo del propio Alberto, la encontramos en un sketch de "El Dictador de Costa Pobre". Sobre su lecho de muerte, el protagonista cuenta que en realidad él no es un dictador, sino que es Alberto Olmedo, actor cómico argentino que ya no iba a poder filmar la película con “El Gordo” (hecho que, además, sucedió en la vida real), entre otros chistes tan característicos de él.Fue una experiencia verdaderamente mágica, única. Cada día, Mariano llegaba a la isla ubicada en los estudios de La Corte con material nuevo para combinar con lo que veníamos editando. Él tiene una perspectiva muy sensible y criteriosa del material, supo guiar el barco a un buen puerto. La película es distinta a todo lo que ya se contó y muestra -e incluso enseña a jóvenes como este editor- quién fue realmente Alberto Olmedo. Un artista que, durante años, rompió récords en butacas, tickets y rating en simultáneo. El Negro que, sin dudas, marcó a fuego la historia del espectáculo y los corazones de los argentinos.

 

 -Ezequiel Scarpini

01 de abril de 2019